domingo, 16 de marzo de 2014

EL ORIGEN DEL CUIDADO; UN MECANISMO DE SUPERVIVENCIA DE LOS SERES VIVOS PARA PERPETUAR SU ESPECIE.


Luis Miguel Hoyos Vertel
Estudiante de Maestría en Enfermería
Universidad Nacional de Colombia Sede Bogota

 El cuidado se ha venido desarrollando desde épocas remotas con la idea de conservación de las especies y los seres vivos. La prehistoria suele tener dos fases englobadas así: el paleolítico y el neolítico; dos etapas muy diferentes, en las que el hombre pasó de ser cazador y recolector nómada a agricultor y ganadero sedentario. Pero más allá de conservar la especie, el cuidado tuvo  un significado amplio, holístico en la vida del hombre  y de los animales, porque  de ese significado dependía  la supervivencia de ellos; como especie, como ser humano y como ser sociable. El cuidado es inherente a la idea de la supervivencia con el mundo exterior, de ese actuar dependían muchas de las actividades que hombres, mujeres, animales debían hacer para conservar su misión en el mundo; promover la vida. Las características biológicas fueron determinantes en la distribución de las actividades de las sociedades primitivas, la división de trabajos como que hacer diario, marco la diferencia en el rol de la mujer y el hombre, en el diseño del cuidado de su ser, de su vida. Desde esa perspectiva el cuidado no era más que una estrategia de supervivencia, un modo o método que usaban en todos los aspectos de la vida cotidiana, desde la cosecha, caza, alimentación, cobijo, bienestar hasta cosas tan mínimas prioritarias  como las necesidades básicas e higiénicas.

El enfrentamiento del mal marcaba una tendencia en el cuidado, puesto que era la única alternativa que tenía el hombre para enfrentar lo que aquejaba. El mal muchas veces era considerado un castigo divino, y a pesar que las sanadoras que en su mayoría eran mujeres, curaban y sanaban a muchos hombres, pero su actividad era condenada por ser considerada como un mecanismo de intervención diabólica de las acciones que dios tenia para los hombres. 

La mujer siempre ha tenido una característica principal; el amor al prójimo, esa figura y pensamiento siempre ha permanecido por siglos y siglos en la filosofía femenina, de esa misma nace la idea del cuidado, aunque el cuidado como se ha expresado, es considerado como un instinto de cualquier ser vivo, animal o humano, desde esa idea surge la necesidad de enfrentar el mal, un mal que aqueja al hombre; la enfermedad. La mujer siempre ha sido conocedora de los secretos de la naturaleza, de las plantas, ella es la que tiene un mayor contacto con el mundo exterior, es la que está pendiente de los cambios en los astros, en las estrellas, el universo, sabe que tiempo necesitan las frutas, las plantas para su maduración y para su utilización adecuada, sin que le cause daño a nuestro ser y cuerpo, de esa misma experiencia florece la sanación, ese empirismo que fue practicado por femeninas era transmitido de madres a hijas, de abuelas a nietas, de vecinas a otras mujeres, de campesinas a otras, y de ese modo la mujer intervino directamente en el mal.

Pasaron miles de años, siglos para que el hombre se adueñara de ese saber que habían desarrollado las mujeres sin la utilización de teorías ni saberes, sino por el mismo empirismo, que posteriormente se convertiría en un saber. Con el surgimiento y florecimiento de la iglesia medieval, se inicia un apoderamiento del conocimiento, impidiendo su avance y del manejo del pensamiento de las personas. Ese suceso puede ser conferido con la novela de George Orwell; 1984, publicada en 1948, donde el gran hermano era la figura omnipresente, que cuidaba y vigilaba el pensamiento de las personas, de igual forma lo hizo la iglesia católica durante siglos. Desde ese mismo momento con la idea del eurocentrismo y el apogeo de la iglesia católica apostólica romana, el mundo sería testigo de una de las hecatombes más destructivas, considerándose en un daño irracional, incalculable que estallo a mediados del siglo XIV.

La iglesia católica era una institución machista, que poco a poco fueron desencadenando odio, misoginia y un temor del pueblo con la idea de un dios omnipresente, que hasta el día de hoy no sabemos de su real existencia. La iglesia católica marco el inicio de la misoginia, una cruel y traumática situación que hoy en día nos aterroriza por los horrores que se causaron en esa época de condenación y violación de los derechos humanos de la mujer, como ser humano, y como ser viviente. La iglesia lidero la caza de brujas, la cual surgió por la necesidad de exterminar a la mujer como sanadora, porque era considerada una actividad que solo los hombres debían ejercer, siempre basándose en la idea mítica, maquiavélica y aun no justificada del jardín del edén, ese hecho era la justificación para castrar a la mujer desde todo punto de vista, inclusive por el mismo conocimiento desarrollado por ellas, con base a su experiencia e investigación.  Muchas de esas brujas, curanderas, parteras utilizaban analgésicos que hoy en día se manejan en las casas comerciales de las farmacéuticas para mitigar el dolor de parto y de otros tipos, mientras las parteras tenían un sentido de cuidado humanizado, idea desarrollada después por J. Watson a finales del siglo XX, como método de apaciguar el dolor ajeno, situación que la iglesia católica no tolero ese pensamiento, sino que promocionada la idea del dolor del parto, “la mujer debe parir con dolor”, como castigo según lo sucedido en la mitología del jardín del edén, de acuerdo a lo narrado en la biblia.

La mujer curandera era la única que tenía conocimientos de la naturaleza, de pociones, conocía los secretos de las plantas, de los preparados, ella con ese empirismo logro dominar por mucho tiempo el cuidado, a través de su actividad. De esa misma actividad nace la idea del cuidado practicado por varones, pero a pesar de que esta era difundida por la iglesia católica, tenía precarios conocimientos, mientras las curanderas tenían un alto desarrollo de su actividad, de conocimiento, experiencia, en cambio la formación de los sanadores hombres;  posteriormente medicina, era con base a los prejuicios y doctrinas de la iglesia medieval, que por su dominación nunca logro florecer, puesto que la mujer tenía todos estos conocimientos desde hace muchos siglos, dominaba el mercado de la curación-sanación, y la iglesia no era desconocedora de esa situación, hasta el siglo XVI, donde se inició una persecución a las sanadoras; la caza de brujas, como una repercusión al fracaso de la medicina y el cuidado practicado por varones, que promocionaba la iglesia. Muchos de lo sanadores que formaba la iglesia en su mayoría sacerdotes, no tenían conocimientos tan amplios como las curanderas y las brujas, tenían muchos fracasos en su quehacer y dicho fracaso siempre era atribuido en las brujas o curanderas.

El conocimiento del médico clérigo, era básico, solo podían acceder a información que manejaba la iglesia y no permitía el uso del método científico, es decir el empirismo. Solo usaban la fe como medio para sanar a las personas, mientras que las curanderas usaban la naturaleza para tal fin. Por esa razón la práctica de la mujer como sanadora se prohibió, y como efecto la caza de brujas se desarrolló, fueron miles de mujeres sacrificadas por la iglesia medieval, al ser acusadas de daño a la humanidad. Fue una mutilación de los saberes de la medicina y de la enfermería de hoy en día, fue un daño irremediable en términos de desarrollo del mundo y de la salud. Esta hecatombe científica como se describió anteriormente puede ser comparada con la guerra fría en el siglo XX, época de 1945 hasta la caída del muro de Berlín en 1989 y la absurda carrera armamentista, al ser considerada una de las peores equivocaciones del ser humano al igual que la caza de brujas, pues la inversión económica, fue exorbitante incalculable, con la cual se podía haber salvado al continente Africano de la hambruna que se vive hoy en día y el desarrollo científico se hubiese florecido mucho antes.

Después del exterminio de la mujer curandera, sigue practicando esta actividad, pero nunca con la misma libertad con la que se desarrolló desde épocas milenarias, el varón se apodero de todo el conocimiento que la mujer había perfeccionado, incluso a pesar de que el conocimiento femenino fue rechazado, en última instancia fue adoptado, y de ahí inicio un nuevo punto de partida para la medicina, cuyo inicio lo lidero la mujer. El hombre inicia el desarrollo de la medicina, arrebatado de la mujer, junto con la iglesia católica, pero en manos de esta institución no tuvo un gran avance. Con el oscurantismo y con la manipulación del pensamiento por parte de la iglesia se da un estancamiento del desarrollo social, político, económico de la humanidad. Solo hasta la idea de la ilustración y del método científico, se da un inicio y marca un punto de inicio la medicina moderna, pero este inicio o más bien avance de esta ciencia no se da por sí sola, sino por el desarrollo del conocimiento científico de la química, las ciencias, la biología y la física.

Al excluir a la mujer de toda participación en la sanación desde mucho siglos, después de la caza de brujas, la mujer sigue con la idea de cuidado, pero con una perspectiva diferente, por la consagración de su quehacer como protectora innata del hombre, de sus hijos, al ser una característica de la hembra, quien más para proporcionar cuidados sino ella.

La mujer participaba de la maternidad de ella misma y de otras, y de sus cuidados, transmitía estos conocimientos de obstetricia a otras mujeres, ella era la única que podía saber y experimentar, por ello se convirtieron en parteras, comadronas, matronas, ello la diferenciaba de las curanderas, porque era una situación que solo ellas conocían, por la misma experiencia de su cuerpo, desde esa idea la iglesia y el hombre nunca pudo intervenir hasta más tarde con el desarrollo de la obstetricia por los hombres. No obstante la mujer siempre estuvo involucrada en la maternidad, lo que hoy en día es una herencia para la enfermería moderna, sobre todo en los países desarrollados, y en desarrollo, como México, Brasil.

Luego con el desarrollo de la medicina, esta ciencia necesitaba una auxiliar, o una persona que lo acompañara en todo ese proceso del cuidado, sobre todo porque tenían múltiples tareas, de ello nace la idea de la enfermera, aunque era un actividad que no tenía remuneración, sino como una acción socia de caridad, por la misma directriz de la iglesia católica, participando activamente en esta calificación, nuevamente pregonando el machismo y la supremacía del hombre como género. A pesar de ello la mujer siempre se caracterizó por su humildad y su lealtad. Ese fue el punto de partida y de separación de dos tipos de cuidados totalmente diferentes, aunque con una misma esencia y coyuntura.

La iglesia extendió la idea de que la enfermería debía ser un servicio no remunerado, lo que hacía que muchas enfermeras fueran condenadas al fracaso económico y al no crecimiento económico. Esto respondía a un pensamiento de servicio gratuito, que se debía ofrecer sin ningún cambio económico, porque era el amor al prójimo, a la gente que más lo necesitaba, esa filiación conventual fue la que marco en una época la enfermería como un servicio de atención a los más necesitados, a los pobres, a los miserables.

Se habló de una diferenciación de las enfermeras del ámbito hospitalario, a una enfermeras visitadora, ambos grupos se caracterizaban por tener vocación de servicio, y no eran remuneradas, y de cierto modo la medicina necesitaba un personal que cuidara de las actividades que ellos realizaban, y encontraron en la mujer ese ideal, pero a pesar de todo eso, siempre fue desvalorizada, desmeritada, frente a la floreciente ciencia médica, muchas veces se consideró que la enfermería era un oficio o quehacer de tercera categoría, que no debía preguntar, que no debía asesorar, solo obedecer lo que se indicaba. Esto fue un atraso para la enfermería en el  desarrollo de su cuerpo de conocimiento, y a ello se le suma que la mujer era la única persona que podía realizar esta actividad, era peor aún por la misma discriminación que muchas instituciones promulgaban. Solo hasta la segunda guerra mundial la mujer hace ver su participación en el mundo laboral, como enfermeras. Desde ese momento hubo una separación que mucho antes ya se había dado en diferentes sitios de Europa y Estados unidos, sobre todo por la necesidad de ese personal en los hospitales y por la demanda de cuidado que requerían los colectivos, en épocas de gran tensión mundial como lo fue la I y II guerra mundial y con acontecimientos como la epidemia de la poliomielitis.

Con este proceso de una demanda de cuidados, da la oportunidad de la mujer para ingresar en el sistema sanitario, fue la única oportunidad y opción que tuvo la mujer, luego de haber sido rechazada en las facultades de medicina de muchos países Norteamericanos y Europeos.  Con el avance de la medicina, siempre iba de la mano el cuidado, y por ende enfermería, aunque era considerada una vocación y no un oficio, y mucho menos una profesión. Cuando Florence Nightingale se inclinó por la enfermería, a pesar de que era una mujer de clase alta, muy acomodada, decidió emprender el desarrollo de esta labor, implemento medidas con respecto al entorno y adecuación del espacio, como medida sanitaria y de mejoría de la salud de las personas. Muchos libros de enfermería y medicina la destacan por sus aportes a la ciencia. A pesar de todo este proceso que muchos años después fue valorado, en el tiempo que vivió Nightingale, no fue tenido en cuenta; fue subestimado y no valorado.

Con el surgimiento de Ethel Gordon Fenwich, en la Enfermería moderna, esta tuvo un nuevo rumbo, este nueva enfermería, debía ser considerada una profesión, un oficio que solo mujeres de alta clase debían realizar, este método postulado de Ethel, era una estrategia para valorar el trabajo de enfermera y al mismo tiempo una forma de discriminar a las mujeres que no tenían estudios en enfermería, o que solo lo hacían por vocación o por no tener otra actividad, en su mayoría era mujeres pobres de clase baja. Fenwich y Nightingale, tenían muchas cosas en común, entre ellas era unas mujeres consagradas, de alta sociedad, adineradas, con diferente filiación, una de filiación médica y otra de filiación conventual, pero muchas veces tenían contradicciones en sus pensamientos, porque Nightingale suponía que enfermería, era una labor social, con tendencia al pensamiento altruista, que pregonaba la iglesia, no obstante Fenwich, también tenía esa idea de vocación, altruista, solo que esa vocación necesitaba ser considerada profesión, paga como mecanismo de autonomía de la mujer, situación que siempre fue la lucha constante de ella, y una perseverancia que siempre la caracterizo, y gracias a esa lucha, hoy la enfermería es una de las ciencias líderes en el sistema sanitario.

El origen de las prácticas de cuidados, va ligada a la conservación del grupo, como un intento de asegurar la supervivencia y perpetuar la especie, ese mismo cuidado se ha venido desarrollando paralelamente a otros desarrollos sociales, culturales, industriales, políticos originando en las últimos siglos profundos cambios en los modelos y teorías del cuidado de la salud; la enfermería como ciencia y profesión sanitaria, y un componente importante de la atención de la salud y en el sistema de suministro de esta, se ha visto significativamente afectada por los cambios en la industria del cuidado de la salud. Además, la enfermería ha sido y continuará siendo una fuerza importante en la configuración del futuro sistema del cuidado de la salud en el mundo, para que ese liderazgo sea nuevamente tomado como lo fue hace miles de años por las curanderas, y el método de ese proceso de liderazgo debe basarse en la atención primaria en salud, cuya causa está en pleno desarrollo. Hoy en día los sistemas de cuidado de la salud son liderados por enfermeras y enfermeros, por lo cual ese liderazgo debe ser instruido a los estudiantes de pregrado, posgrado, maestrías y doctorado en enfermería, para que nos empoderemos de un sistema donde un 70% del personal es perteneciente a la enfermería, de una industria manejada por la medicina.

  
LECTURAS CONSULTADAS.



Colliere, M. (1993). Promover la vida. Mc Graw hill-interamericana. Madrid.  

Ehrenrehich, B. Deirdre, E. (1973). Brujas comadronas y enfermeras, una historia de sanadoras. La sal. Barcelona.

Griffon, D.P. (1995). Construyendo el edificio, Ethel Fenwich y el registro estatal. Departamento de Historia, Universidad de Nuevo México. USA.

Castrillon, M. (1997). La dimensión social de la práctica de enfermería. Universidad de Antioquia. Medellín.

Velandia, A. (1995). Historia de la Enfermería en Colombia. Universidad Nacional de Colombia, Bogota.