Luis
Miguel Hoyos Vertel
Estudiante
de Maestría en Enfermería
Universidad
Nacional de Colombia Sede Bogota
El cuidado se ha venido desarrollando desde
épocas remotas con la idea de conservación de las especies y los seres vivos. La
prehistoria suele tener dos fases englobadas así: el paleolítico y el
neolítico; dos etapas muy diferentes, en las que el hombre pasó de ser cazador
y recolector nómada a agricultor y ganadero sedentario. Pero más allá de
conservar la especie, el cuidado tuvo un
significado amplio, holístico en la vida del hombre y de los animales, porque de ese significado dependía la supervivencia de ellos; como especie, como
ser humano y como ser sociable. El cuidado es inherente a la idea de la
supervivencia con el mundo exterior, de ese actuar dependían muchas de las
actividades que hombres, mujeres, animales debían hacer para conservar su
misión en el mundo; promover la vida. Las características biológicas fueron
determinantes en la distribución de las actividades de las sociedades
primitivas, la división de trabajos como que hacer diario, marco la diferencia
en el rol de la mujer y el hombre, en el diseño del cuidado de su ser, de su
vida. Desde esa perspectiva el cuidado no era más que una estrategia de
supervivencia, un modo o método que usaban en todos los aspectos de la vida
cotidiana, desde la cosecha, caza, alimentación, cobijo, bienestar hasta cosas
tan mínimas prioritarias como las
necesidades básicas e higiénicas.
El
enfrentamiento del mal marcaba una tendencia en el cuidado, puesto que era la
única alternativa que tenía el hombre para enfrentar lo que aquejaba. El mal
muchas veces era considerado un castigo divino, y a pesar que las sanadoras que
en su mayoría eran mujeres, curaban y sanaban a muchos hombres, pero su
actividad era condenada por ser considerada como un mecanismo de intervención
diabólica de las acciones que dios tenia para los hombres.
La
mujer siempre ha tenido una característica principal; el amor al prójimo, esa figura
y pensamiento siempre ha permanecido por siglos y siglos en la filosofía
femenina, de esa misma nace la idea del cuidado, aunque el cuidado como se ha
expresado, es considerado como un instinto de cualquier ser vivo, animal o
humano, desde esa idea surge la necesidad de enfrentar el mal, un mal que aqueja
al hombre; la enfermedad. La mujer siempre ha sido conocedora de los secretos
de la naturaleza, de las plantas, ella es la que tiene un mayor contacto con el
mundo exterior, es la que está pendiente de los cambios en los astros, en las
estrellas, el universo, sabe que tiempo necesitan las frutas, las plantas para
su maduración y para su utilización adecuada, sin que le cause daño a nuestro
ser y cuerpo, de esa misma experiencia florece la sanación, ese empirismo que
fue practicado por femeninas era transmitido de madres a hijas, de abuelas a
nietas, de vecinas a otras mujeres, de campesinas a otras, y de ese modo la
mujer intervino directamente en el mal.
Pasaron
miles de años, siglos para que el hombre se adueñara de ese saber que habían
desarrollado las mujeres sin la utilización de teorías ni saberes, sino por el
mismo empirismo, que posteriormente se convertiría en un saber. Con el
surgimiento y florecimiento de la iglesia medieval, se inicia un apoderamiento
del conocimiento, impidiendo su avance y del manejo del pensamiento de las
personas. Ese suceso puede ser conferido con la novela de George Orwell; 1984,
publicada en 1948, donde el gran hermano era la figura omnipresente, que
cuidaba y vigilaba el pensamiento de las personas, de igual forma lo hizo la
iglesia católica durante siglos. Desde ese mismo momento con la idea del
eurocentrismo y el apogeo de la iglesia católica apostólica romana, el mundo sería
testigo de una de las hecatombes más destructivas, considerándose en un daño
irracional, incalculable que estallo a mediados del siglo XIV.
La
iglesia católica era una institución machista, que poco a poco fueron
desencadenando odio, misoginia y un temor del pueblo con la idea de un dios omnipresente,
que hasta el día de hoy no sabemos de su real existencia. La iglesia católica
marco el inicio de la misoginia, una cruel y traumática situación que hoy en
día nos aterroriza por los horrores que se causaron en esa época de condenación
y violación de los derechos humanos de la mujer, como ser humano, y como ser
viviente. La iglesia lidero la caza de brujas, la cual surgió por la necesidad
de exterminar a la mujer como sanadora, porque era considerada una actividad
que solo los hombres debían ejercer, siempre basándose en la idea mítica,
maquiavélica y aun no justificada del jardín del edén, ese hecho era la
justificación para castrar a la mujer desde todo punto de vista, inclusive por
el mismo conocimiento desarrollado por ellas, con base a su experiencia e
investigación. Muchas de esas brujas,
curanderas, parteras utilizaban analgésicos que hoy en día se manejan en las
casas comerciales de las farmacéuticas para mitigar el dolor de parto y de
otros tipos, mientras las parteras tenían un sentido de cuidado humanizado, idea
desarrollada después por J. Watson a finales del siglo XX, como método de
apaciguar el dolor ajeno, situación que la iglesia católica no tolero ese
pensamiento, sino que promocionada la idea del dolor del parto, “la mujer debe
parir con dolor”, como castigo según lo sucedido en la mitología del jardín del
edén, de acuerdo a lo narrado en la biblia.
La
mujer curandera era la única que tenía conocimientos de la naturaleza, de
pociones, conocía los secretos de las plantas, de los preparados, ella con ese
empirismo logro dominar por mucho tiempo el cuidado, a través de su actividad.
De esa misma actividad nace la idea del cuidado practicado por varones, pero a pesar
de que esta era difundida por la iglesia católica, tenía precarios
conocimientos, mientras las curanderas tenían un alto desarrollo de su
actividad, de conocimiento, experiencia, en cambio la formación de los
sanadores hombres; posteriormente medicina,
era con base a los prejuicios y doctrinas de la iglesia medieval, que por su
dominación nunca logro florecer, puesto que la mujer tenía todos estos conocimientos
desde hace muchos siglos, dominaba el mercado de la curación-sanación, y la
iglesia no era desconocedora de esa situación, hasta el siglo XVI, donde se inició
una persecución a las sanadoras; la caza de brujas, como una repercusión al
fracaso de la medicina y el cuidado practicado por varones, que promocionaba la
iglesia. Muchos de lo sanadores que formaba la iglesia en su mayoría sacerdotes,
no tenían conocimientos tan amplios como las curanderas y las brujas, tenían
muchos fracasos en su quehacer y dicho fracaso siempre era atribuido en las
brujas o curanderas.
El
conocimiento del médico clérigo, era básico, solo podían acceder a información
que manejaba la iglesia y no permitía el uso del método científico, es decir el
empirismo. Solo usaban la fe como medio para sanar a las personas, mientras que
las curanderas usaban la naturaleza para tal fin. Por esa razón la práctica de
la mujer como sanadora se prohibió, y como efecto la caza de brujas se desarrolló,
fueron miles de mujeres sacrificadas por la iglesia medieval, al ser acusadas
de daño a la humanidad. Fue una mutilación de los saberes de la medicina y de
la enfermería de hoy en día, fue un daño irremediable en términos de desarrollo
del mundo y de la salud. Esta hecatombe científica como se describió
anteriormente puede ser comparada con la guerra fría en el siglo XX, época de
1945 hasta la caída del muro de Berlín en 1989 y la absurda carrera
armamentista, al ser considerada una de las peores equivocaciones del ser
humano al igual que la caza de brujas, pues la inversión económica, fue
exorbitante incalculable, con la cual se podía haber salvado al continente
Africano de la hambruna que se vive hoy en día y el desarrollo científico se
hubiese florecido mucho antes.
Después
del exterminio de la mujer curandera, sigue practicando esta actividad, pero
nunca con la misma libertad con la que se desarrolló desde épocas milenarias,
el varón se apodero de todo el conocimiento que la mujer había perfeccionado,
incluso a pesar de que el conocimiento femenino fue rechazado, en última
instancia fue adoptado, y de ahí inicio un nuevo punto de partida para la
medicina, cuyo inicio lo lidero la mujer. El hombre inicia el desarrollo de la
medicina, arrebatado de la mujer, junto con la iglesia católica, pero en manos
de esta institución no tuvo un gran avance. Con el oscurantismo y con la
manipulación del pensamiento por parte de la iglesia se da un estancamiento del
desarrollo social, político, económico de la humanidad. Solo hasta la idea de la
ilustración y del método científico, se da un inicio y marca un punto de inicio
la medicina moderna, pero este inicio o más bien avance de esta ciencia no se
da por sí sola, sino por el desarrollo del conocimiento científico de la
química, las ciencias, la biología y la física.
Al
excluir a la mujer de toda participación en la sanación desde mucho siglos,
después de la caza de brujas, la mujer sigue con la idea de cuidado, pero con
una perspectiva diferente, por la consagración de su quehacer como protectora
innata del hombre, de sus hijos, al ser una característica de la hembra, quien más
para proporcionar cuidados sino ella.
La
mujer participaba de la maternidad de ella misma y de otras, y de sus cuidados,
transmitía estos conocimientos de obstetricia a otras mujeres, ella era la
única que podía saber y experimentar, por ello se convirtieron en parteras,
comadronas, matronas, ello la diferenciaba de las curanderas, porque era una
situación que solo ellas conocían, por la misma experiencia de su cuerpo, desde
esa idea la iglesia y el hombre nunca pudo intervenir hasta más tarde con el
desarrollo de la obstetricia por los hombres. No obstante la mujer siempre
estuvo involucrada en la maternidad, lo que hoy en día es una herencia para la
enfermería moderna, sobre todo en los países desarrollados, y en desarrollo,
como México, Brasil.
Luego
con el desarrollo de la medicina, esta ciencia necesitaba una auxiliar, o una
persona que lo acompañara en todo ese proceso del cuidado, sobre todo porque
tenían múltiples tareas, de ello nace la idea de la enfermera, aunque era un
actividad que no tenía remuneración, sino como una acción socia de caridad, por
la misma directriz de la iglesia católica, participando activamente en esta
calificación, nuevamente pregonando el machismo y la supremacía del hombre como
género. A pesar de ello la mujer siempre se caracterizó por su humildad y su
lealtad. Ese fue el punto de partida y de separación de dos tipos de cuidados
totalmente diferentes, aunque con una misma esencia y coyuntura.
La
iglesia extendió la idea de que la enfermería debía ser un servicio no remunerado,
lo que hacía que muchas enfermeras fueran condenadas al fracaso económico y al
no crecimiento económico. Esto respondía a un pensamiento de servicio gratuito,
que se debía ofrecer sin ningún cambio económico, porque era el amor al
prójimo, a la gente que más lo necesitaba, esa filiación conventual fue la que
marco en una época la enfermería como un servicio de atención a los más
necesitados, a los pobres, a los miserables.
Se
habló de una diferenciación de las enfermeras del ámbito hospitalario, a una
enfermeras visitadora, ambos grupos se caracterizaban por tener vocación de
servicio, y no eran remuneradas, y de cierto modo la medicina necesitaba un
personal que cuidara de las actividades que ellos realizaban, y encontraron en
la mujer ese ideal, pero a pesar de todo eso, siempre fue desvalorizada,
desmeritada, frente a la floreciente ciencia médica, muchas veces se consideró
que la enfermería era un oficio o quehacer de tercera categoría, que no debía
preguntar, que no debía asesorar, solo obedecer lo que se indicaba. Esto fue un
atraso para la enfermería en el
desarrollo de su cuerpo de conocimiento, y a ello se le suma que la
mujer era la única persona que podía realizar esta actividad, era peor aún por
la misma discriminación que muchas instituciones promulgaban. Solo hasta la
segunda guerra mundial la mujer hace ver su participación en el mundo laboral,
como enfermeras. Desde ese momento hubo una separación que mucho antes ya se
había dado en diferentes sitios de Europa y Estados unidos, sobre todo por la
necesidad de ese personal en los hospitales y por la demanda de cuidado que
requerían los colectivos, en épocas de gran tensión mundial como lo fue la I y
II guerra mundial y con acontecimientos como la epidemia de la poliomielitis.
Con
este proceso de una demanda de cuidados, da la oportunidad de la mujer para
ingresar en el sistema sanitario, fue la única oportunidad y opción que tuvo la
mujer, luego de haber sido rechazada en las facultades de medicina de muchos
países Norteamericanos y Europeos. Con
el avance de la medicina, siempre iba de la mano el cuidado, y por ende
enfermería, aunque era considerada una vocación y no un oficio, y mucho menos
una profesión. Cuando Florence Nightingale se inclinó por la enfermería, a
pesar de que era una mujer de clase alta, muy acomodada, decidió emprender el
desarrollo de esta labor, implemento medidas con respecto al entorno y
adecuación del espacio, como medida sanitaria y de mejoría de la salud de las
personas. Muchos libros de enfermería y medicina la destacan por sus aportes a
la ciencia. A pesar de todo este proceso que muchos años después fue valorado,
en el tiempo que vivió Nightingale, no fue tenido en cuenta; fue subestimado y
no valorado.
Con
el surgimiento de Ethel Gordon Fenwich, en la Enfermería moderna, esta tuvo un
nuevo rumbo, este nueva enfermería, debía ser considerada una profesión, un
oficio que solo mujeres de alta clase debían realizar, este método postulado de
Ethel, era una estrategia para valorar el trabajo de enfermera y al mismo
tiempo una forma de discriminar a las mujeres que no tenían estudios en
enfermería, o que solo lo hacían por vocación o por no tener otra actividad, en
su mayoría era mujeres pobres de clase baja. Fenwich y Nightingale, tenían
muchas cosas en común, entre ellas era unas mujeres consagradas, de alta
sociedad, adineradas, con diferente filiación, una de filiación médica y otra
de filiación conventual, pero muchas veces tenían contradicciones en sus
pensamientos, porque Nightingale suponía que enfermería, era una labor social,
con tendencia al pensamiento altruista, que pregonaba la iglesia, no obstante
Fenwich, también tenía esa idea de vocación, altruista, solo que esa vocación
necesitaba ser considerada profesión, paga como mecanismo de autonomía de la
mujer, situación que siempre fue la lucha constante de ella, y una
perseverancia que siempre la caracterizo, y gracias a esa lucha, hoy la
enfermería es una de las ciencias líderes en el sistema sanitario.
El
origen de las prácticas de cuidados, va ligada a la conservación del grupo,
como un intento de asegurar la supervivencia y perpetuar la especie, ese mismo
cuidado se ha venido desarrollando paralelamente a otros desarrollos sociales,
culturales, industriales, políticos originando en las últimos siglos profundos
cambios en los modelos y teorías del cuidado de la salud; la enfermería como
ciencia y profesión sanitaria, y un componente importante de la atención de la
salud y en el sistema de suministro de esta, se ha visto significativamente
afectada por los cambios en la industria del cuidado de la salud. Además, la
enfermería ha sido y continuará siendo una fuerza importante en la
configuración del futuro sistema del cuidado de la salud en el mundo, para que
ese liderazgo sea nuevamente tomado como lo fue hace miles de años por las
curanderas, y el método de ese proceso de liderazgo debe basarse en la atención
primaria en salud, cuya causa está en pleno desarrollo. Hoy en día los sistemas
de cuidado de la salud son liderados por enfermeras y enfermeros, por lo cual
ese liderazgo debe ser instruido a los estudiantes de pregrado, posgrado, maestrías
y doctorado en enfermería, para que nos empoderemos de un sistema donde un 70%
del personal es perteneciente a la enfermería, de una industria manejada por la
medicina.
LECTURAS CONSULTADAS.
Colliere,
M. (1993). Promover la vida. Mc Graw hill-interamericana. Madrid.
Ehrenrehich, B. Deirdre, E. (1973). Brujas comadronas y enfermeras, una historia de
sanadoras. La
sal. Barcelona.
Griffon,
D.P. (1995). Construyendo el edificio,
Ethel Fenwich y el registro estatal. Departamento de Historia, Universidad
de Nuevo México. USA.
Castrillon,
M. (1997). La dimensión social de la
práctica de enfermería. Universidad de Antioquia. Medellín.
Velandia,
A. (1995). Historia de la Enfermería en
Colombia. Universidad Nacional de Colombia, Bogota.
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